Los sistemas de CCTV permiten ofrecer soluciones para minimizar riesgos a muchos niveles, ya que implican la supervisión en video de lo que ocurre en determinado sitio, también juegan un papel como factor de disuasión que impacta en las personas.
Según el uso al que están destinados se pueden agrupar en dos grupos: supervisión y verificación.
De acuerdo con la tecnología utilizada los CCTV pueden ser de dos tipos: analógicos o IP, cada uno tiene ventajas y desventajas respecto al otro, determinar cuál es el mejor en cada caso depende de la magnitud del proyecto, las condiciones del sitio, su alcance tecnológico y su proyección.
Gracias a los avances en telecomunicaciones, la industria del CCTV ha alcanzado niveles que hace unas décadas solo hacían parte de ciencia ficción, hoy en día son sistemas más robustos, con mayor capacidad de análisis en software, y de procesamiento en hardware. Este avance ha conducido a la proliferación de marcas y a costos de adquisición tan bajos que ya están al alcance del usuario común.
También se han producido implementaciones complejas a nivel de seguridad de ciudades e incluso países, sin duda su aporte a la seguridad ha sido de gran impacto e importancia.